El error es que nos creímos que ser optimistas era tan simple como ver el «vaso medio lleno» en cualquier situación. Esa comprensión simplista nos ha llevado a creer que basta con pensar positivo para que buenas cosas sucedan.
En este episodio salimos en defensa del optimismo. Pero el optimismo que defendemos no es el del optimista iluso que dice ver luz en medio de la tormenta más oscura. El que defendemos, en realidad, es el optimismo pragmático: el que, a pesar de la fiereza de la tempestad, es capaz de visualizar un puerto prometedor y -esta es la clave- empezar a remar en esa dirección. Es el optimismo de Juan José Piedrahita, que no solo tiene la capacidad de contagiar a cualquiera con su vitalidad y energía, sino que es capaz de visualizar soluciones y, con su equipo ya montado en botes salvavidas, empezar a remar en esa dirección.
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