La historia de Martín Rivera es una plagada de papeles en la cara e insultos de desconocidos en la calle. Y es que la política tiene muy mala imagen y con razón – son muchos los políticos que nos han defraudado.
En este episodio de 13% nos adentramos en el estigmatizado mundo de la política con la intuición de que podíamos aprender mucho de quien ejerce esa profesión con rectitud. La intuición no sólo se cumplió sino que esta historia sobrepasó todas nuestras expectativas y nos dejó lecciones vitales aplicables a cualquier carrera profesional.
Acompañenos sintonizando esta travesía de Martín Rivera, mientras empuja una pesada roca cuesta arriba y, al mismo tiempo, intenta recuperar la confianza de los ciudadanos que hace mucho perdieron en los políticos.
Encuentra este episodio en:
Transcripción del episodio
[13%] Antes de comenzar, queremos hacerles una advertencia: este episodio de 13% tiene que ver con política, y eso quiere decir que va a haber muchos nombres, muchas campañas, muchas instituciones, que van a hacer algo difícil seguir la cuerda de los específicos. No se preocupen, esos son detalles menores asuntos coyunturales que suelen olvidarse con el paso del tiempo, pero en cambio que este episodio guarda ha demostrado superar la prueba del tiempo, y es que la historia Martín es, en cierto sentido, la historia es Sísifo, pero sobre todo es la historia de alguien que está intentando dejar el mundo mejor en medio un sistema que, una y otra vez, nos ha decepcionado a todos.
[Intro] Bienvenidos a 13%, pasión por el trabajo. Yo soy Nicolás Pinzón, y yo soy Andrés Acevedo, y nos parece absurdo que solo el 13% de la población mundial ame su trabajo. Por eso, creemos que es vital contar las historias de esa minoría especial que no odia los lunes, ni espera impaciente que llegue el viernes en la tarde, ni trabaja solo por dinero. Con ayuda de todos ustedes queremos darle un nuevo sentido a esa parte de nuestras vidas que se llama trabajo.
[13%] Contar la historia de Martín Rivera no es una tarea fácil. No sería justo de nuestra parte decir que Martín es un político, porque eso seguramente les crearía una imagen mental de un tipo calvo, gordo y feo, que está sentado en un gran banquete comiendo a costa de los impuestos que nosotros los ciudadanos hemos pagado. Martín no es para nada así, él, de hecho, en algún momento también guardaba en su cabeza esa imagen de cómo era un político.
[Martín] Desde chiquito he tenido como como he bicho de lo público y lo político, y entender lo que nos afecta a todos. En el 2004 creo que fue el año donde vi y encontré a alguien con quien me identificaba políticamente, y fue Fajardo. En el 2004 hubo un Encuentro Nacional de estudiantes de colegio, y el orador principal era el recién electo alcalde de Medellín, Sergio Fajardo.
Entonces no sabía quién era Sergio Fajardo, nunca lo había visto, nunca había oído hablar. Yo me imaginaba un señor gordo, desagradable, desde el punto de vista como… esa imagen politiquera, encorbatado y pues, se paró un señor completamente fresco, tendría 45 años, con la camisa remangada, en jeans, y luego lo que nos dijo y cómo nos dijo. Repito, éramos estudiantes de colegio y nos hablo como si fuéramos la junta directiva de EPM. Con mucha seriedad.
Y la razón por la cual se metió a hacer política, la esencia era, él decía, que no podemos seguir permitiendo, como sociedad, que en pleno siglo 21 el lugar de donde usted nazca en Medellín determina hasta donde llega en la vida. Si usted nace en El Poblado, en Laureles, tiene un futuro más o menos garantizado, acceso a una educación, educación superior, luego maestría, luego doctorado, hablar uno, dos o tres idiomas, y su vida está resuelta, a menos, pues, que que pasen una u otra cosa. Si usted nació en una comuna donde no tiene acceso a la educación, donde no tiene acceso a la salud, donde no tienen un sistema de servicios públicos, donde no hay espacio público, donde la violencia es toda, pues tiene unos límites muy grandes y el Estado debe responder por eso.
[13%] Para los que no entienden quién es Sergio Fajardo ni qué hace metido en un episodio de 13%, no se preocupe. Para los propósitos de contar la historia de Martín no nos interesa la trayectoria de Fajardo, ni sus ideas políticas, ni mucho menos nos interesa entender sus logros o quiénes son sus contradictores. Lo que sí es importante entender es que Fajardo no es un político tradicional, no viste traje ni carga una gran barriga, se viste con blue jeans y tal vez su característica más notoria tiene que ver con su manera de hacer campaña política. En vez de entrevistas en medios o de dar discursos en plazas públicas, las campañas de Fajardo llaman la atención por que se dan en la calle, y es precisamente en la calle donde se comienza a gestar la historia de Martín Rivera.
Años después de haberlo visto por primera vez, Martín Rivera se encontraba recorriendo las calles, hablando con la gente y buscando apoyo para su jefe Sergio Fajardo, quien en ese momento iniciaba la campaña para su primera candidatura presidencial. Ese fue su primer trabajo, su puerta de ingreso a la política.
[M] Entonces ahí arranqué en política, digamos en la posición más, en la más importante en la campaña, que es ser voluntario, entregando volantes en la calle, conversando con la gente, recogiendo firmas, y esa fue como mi entrada en la política.
[13%] Decir que Fajardo fue el primer jefe de Martín sería, en cierto modo, desacertado. En realidad, quien enseñó mucho de lo que hoy sabe fue la calle, y es que la calle se aprende de todo.
[M] Desde cómo hacer el clima, ya con sentir el aire o con mirar las nubes, si va a llover o no, hasta el precio del Vive 100, que piensa la gente… O sea, en la calle es donde está lo que está pasando en la vida. Se acercan unos personajes muy curiosos, muy interesantes, eso pues, de todo, de todo. Desgastante. Las suelas de los zapatos… Yo miro el éxito de mis campañas, en las que he participado, por las suelas de los zapatos. Si se rompió es porque se hizo un buen trabajo, sino, es porque hizo falta más calle. En la calle se aprende todo, todo, o sea, a quitarse el miedo.
Hay un caso muy interesante, siempre lo cuento, en la campaña de Diego Laserna en 2015, se nos acercó una persona que yo conocía del colegio, que sabía quién era pero era mucho menor, recuerdo que era muy tímida, en la calle nos vimos. Estábamos en el centro, si no estoy mal, estábamos haciendo campaña. Y “hola, Martín, ¿cómo estás? ¿te acuerdas de mi? Tal, cómo te ha ido, tal”, y me dijo… me escribió esa tarde y me dijo “quiero ayudarles a entregar volantes” y les digo, esta señora, esta pelada, era imposible que ella hablara con alguien, o sea, hasta en un ambiente tranquilo, controlado, ella sufría mucho de vergüenza y no se imaginan la transformación de ella, desde ese punto de vista, y al final me confesó que ella tomó la decisión de meterse en la campaña para quitarse el miedo a hablarle a la gente. Los papas al final me decían “no sé Diego si es bueno, malo o regular, pero solo por ver la transformación de mi hija, vamos a votar por Diego. Lo que han hecho es increíble, y eso pues, no fuimos nosotros, fue la calle”.
[13%] Y es que, el hecho de que cuando Martín hable de la calle, haga que se le iluminen los ojos, no sólo tiene que ver con que haya podido ver las maravillas que la calle produce los otros, él mismo ha sido testigo de la magia de la calle.
[M] En el colegio… yo estudié en el colegio Anglocolombiano, y hay muchas instancias democráticas, usted se puede lanzar, va y hecha un discurso y la gente va a y vota. Yo me lancé todos los años de candidato, y me pasaba una cosa curiosa, y era que en un auditorio para ser un discurso hablaba fluido y luego me bajaba y le preguntaba al de al lado -tartamudeando- “¿cómo me fue?” y el man como “¿qué está pasando? Usted acaba de echarse un discurso fluido y ¿qué está pasando?”
Para el tema de hablarle a una niña por primera vez, no, eso era imposible porque siempre ese primer contacto era de una frustración, Fui a fonoaudiología y a una cantidad de cosas, sobre todo una fuerza mental creo que es la solución. Ser consciente de lo que estaba hablando, mis papás fueron muy en disciplinados en eso, y muy fuertes en decir: “respira, cuéntanos lo que nos quieres decir pero pausadamente”. Y ahí sobre todo me mucha confianza, ¿cierto? Y pues ahí la calle, pues, termina como de pulir eso. Entonces ya estamos ya el miedo asociado… nunca ha tenido vergüenza o temor de hablarle a alguien por hablarle, pero si el cómo me iba a salir la frase, y ya en calle uno ya empieza a mamar gallo, entonces “venga y le hablamos a esta persona” o uno desarrolla una compañía con los demás que están en el ejercicio. Es una amistad y un trabajo, y ayuda. A mí me ayudado en general a ser capaces de escuchar, sobre todo.
[13%] Para sobrevivir a la intolerancia que muchas veces se vive en la calle, es necesario intentar ponerse en los zapatos de ese que insulta y agrede, y que encuentra en los voluntarios de campañas políticas esa bolsa de boxeo con la cual, por fín, se puede desahogar.
[M] Es decir, a mí me han votado papeles en la cara, los regaños son todos, la política está muy estigmatizada pues, con razón. A mí eso no se me hace un defecto. Yo siempre que me encuentro con alguien muy grosero, es decir, cuando lo conversamos y le digo a la gente en la calle que a esa persona lo acaba de echar del trabajo, le están pagando mal, no durmió bien, le están poniendo los cachos, o sea, hay algo atrás no fue solo un personaje.
[13%] Bueno, aquí hay que parar un momento, porque algunos de ustedes estarán pensando “sí, muy formativa la calle para este señor, ¿y eso a mí qué?”
Tienen toda la razón. Hasta el momento este episodio pinta que va a ser tan sólo la historia inspiradora de un político, pero de lo que estamos convencidos y nos atrevemos a decir en sus oídos, es que hay mucho que Martín Rivera y la manera en que se enfrenta a su profesión puede enseñarle a cualquiera, ya sea arquitecto, abogado, emprendedor, empleado o, quién quita, aspirante a candidato presidencial. Una lección es la que acaba de enunciar Martín: la empatía. La próxima vez que su jefe o un compañero de trabajo le haga algo que usted considera injusto, acuérdese que cuando a Martín Rivera desconocidos le tiraban papeles en la cara, él intentaba ponerse en los zapatos de su agresor. De pronto su jefe acaba de pelear con su pareja o está angustiado por los costosos que están los útiles escolares de sus hijos, en fin, intente considerar que a esa persona le puede estar ocurriendo algunas de las miles de situaciones por las que atravesamos los seres humanos en el día a día.
[Pausa] Antes de seguir con esta historia, queremos hacer una pequeña pausa. Normalmente, en esta pausa los podcast dan un espacio de pauta publicitaria, nosotros, sin embargo, queremos hacer algo distinto y para eso necesitamos su ayuda. Para seguir creciendo y que la gente sea para nuestra existencia, les queremos pedir un favor, solo un favor: si les gusta lo que estamos haciendo tómenle un pantallazo a nuestro episodio en Spotify o en cualquier aplicación en la que nos estén escuchando y suban esa foto como historia en Instagram o en Facebook. Taggeenos a nosotros, es decir, @treceporciento, escrito todo en palabras y ya está. Estaremos profundamente agradecidos por este apoyo. Muchas, muchas gracias por escucharnos y por apoyarnos. Ahora sí, dicho esto y una vez hayan hecho esto, sigamos con la historia.
[13%] Entonces al que pensaba que no iba a sacar nada esta historia, ahí está: a este mundo le hace falta más personas empáticas, y Martín Rivera le está mostrando cómo desarrollar la empatía. La próxima vez que alguien lo trate mal no reaccione inmediatamente con 3 piedras en la mano, intente viajar dentro de la cabeza esa persona, imagínese el perro moribundo de ese pobre jefe que, como usted, no es otra cosa que un ser humano más. Claro que la empatía sólo es una de las lecciones que se encuentra en este episodio, pero para conocer el resto, hace falta volver a la historia. Ya no con Martín en la calle repartiendo volantes, esta vez se trata de Martín Rivera, coordinador de la campaña presidencial de Fajardo en Bogotá.
Se trataba de la segunda vez que Sergio Fajardo se lanzaba a la presidencia. En la primera, Martín había sido voluntario y ahora había ascendido al punto de ser coordinador de Bogotá de la campaña, uno de los cargos más importantes de este esfuerzo electoral.
[M] Fajardo en los 3 meses de campaña, del 27 de marzo al 27 de mayo, Fajardo vino a Bogotá a hacer campaña activa, en calle, máximo unas 4 veces, de pronto 5, entonces tenemos que ser muy juiciosos con la agenda que le armábamos, y ya para acabar tomamos una decisión muy arriesgada que era irnos a las partes fuertes de Petro, ¿cierto? que era nuestro rival en Bogotá. Entonces nos craneamos, esto fue con el trabajo de concejales, ediles, hicimos una ruta que arrancamos en el 20 de julio, en San Cristóbal y terminábamos en Diver Plaza, en Engativá occidental, bien abajo en Engativá.
Pero era una herradura: San Cristóbal, Ciudad Bolívar, Kennedy y Engativá. Eso era movilizar, sólo en el trabajo de voluntarios que estábamos entregando publicidad, éramos unas 170 personas, más los equipos de estos políticos electos, más eel equipo del candidato, era una logística muy fuerte. La parada en Kennedy era a almorzar en el centro comercial Plaza las Américas, es un centro comercial muy grande que queda al lado del Mundo Aventura. Era almorzar una hamburguesa en El Corral, a Fajardo le encanta la hamburguesa. Entonces, vamos a almorzar en El Corral de Plaza las Américas, y yo quería medir cómo reaccionaba la gente un domingo, día familiar en este centro comercial.
Cuando yo estaba arriba en el 2º piso esperando que, mejor dicho, toda la logística, que la mesa, que coger la mesa, que hacer el pedido antes para que no perdiera tiempo esperando la hamburguesa, y yo me subí al segundo piso y empieza el centro comercial, la gente que estaba adentro, a agruparse. Estaban además Robledo, Mockus, Claudia López y Fajardo. No se podía caminar dentro del centro comercial, todas las personas alrededor hablando de eso, y empiezan, no los voluntarios, no nosotros, sino a los que estaban en el centro comercial a aplaudir y a gritar “presidente profesor” y todo eso. Es que cuando lo cuento se me pone la piel de gallina. Yo vi eso y dije ·en Bogotá podemos ganar”.
[13%] Uno puede tener las inclinaciones políticas que sea, y le puede caer mal el candidato que sea, pero hay algo que no se puede negar y es que tiene que ser muy emocionante escuchar a cientos de personas corear el nombre que uno ha intentado posicionar en la cabeza de los votantes durante muchos días de calle, lluvia, sol, frío. Imagínense por un momento las mesas metálicas del centro comercial, el olor a comida, un coro al unísono que gritaba “profesor, profesor, un presidente profesor”.
Desafortunadamente, para Martín y miles de colombianos que votaron por Sergio Fajardo el entusiasmo de ese día en ese centro comercial no se tradujo en los votos suficientes para derrotar a su rival. Fajardo perdió y se quedó fuera de la 2ª ronda de la contienda electoral. Intentar dimensionar lo que sintió Martín Rivera en los días siguientes a la derrota no es fácil. Imaginense su peor despecho de amor hasta el momento, y ahora multiplíquenlo por dos. A eso súmenle que la política se trabaja durante años para llegar a un solo día, un día en el que todo puede salir muy bien pero en el que también puede salir todo muy mal.
[M] Durísimo, durísimo. Me desubico año completamente. Estuvo muy cerca de 200.000 yo digo en las campañas puede salir todo muy mal durísimo durísimo me desubicó el año completamente, estuvo muy cerca, estuvimos a 200.000. Yo digo, en las campañas prefiero prefiero perder, hacer el oso, a veces puede ser mejor desde el punto de vista anímico, que quedar tan cerca. Perdimos por menos del 1%. Fajardo nos dio una una gran lección, grandísima lección. Dijo: “confiemos en las instituciones, perdimos esta elección, la vida sigue”.
Al otro día tuvimos una reunión muy dura, la reunión más dura en la que he estado en mi vida fue la del 28 de mayo en la sede. El mensaje de él fue la situación es esta. Nosotros decíamos, es que tenemos cómo, podemos buscar votos y uno se hace la imagen, entonces aparecieron… ¿se acuerdan de los numeritos? Apareción eso, eso no era ni el 1%, eso no era nada pues, pero uno se emociona. Fajardo dijo “no le paren bolas a eso”, ya perdimos esta elección, pero la vida sigue ósea no nos vamos a… no, esa derrota fue durísima. Por fortuna se venía mi matrimonio. Yo me casé el 18 de agosto con una con una gran, con una gran mujer, quien fue ella quien me pidió matrimonio y… entonces me logra distraer un poco.
[13%] ¡Pero ojo! La lección con la que los queremos dejar no es con que la vida sigue a pesar de los tropiezos más dolorosos. Eso es cierto, sí, pero hay algo que nos parece mucho más interesante la historia Martín, algo que creemos que puede aportarles más a sus vidas profesionales de lo que pueda aportar el hecho de saber que la vida sigue.
[M] Solo he tenido una victoria. Hay políticos que no salen de las derrotas y ahí se quedan, y sé quedan y se mueren de cáncer, es decir, porque no entendieron como no ganaron esa campaña.
[13%] Yo creo que eso es un poco cómo lo alienta al típico emprendedor que siempre tiene ideas buenas, empieza ahí por razones distintas, no llega pero sigue andando… ¿por qué? ¿de dónde sale eso?
[M] Del profundo deseo de tener una mejor sociedad. Creo profundamente que tenemos capacidades como sociedad en potencial, que no los vamos a provechar por culpa de los políticos que se roban la plata, o por culpa los políticos que tienen unas ideas que están en el siglo 19, y siglo 21 ya es otro ritmo. Mi motivación al final es esa, mi motivación al final no es ganar, es que no he ganado. Es decir, yo no sentido la satisfacción de “juepucha, ahora qué”, ¿cierto?
Siempre ha sido “nos falta un poquito” y la motivación siempre ha sido esa. La gran mayoría de gente sale por la derrota, porque perdió y chao. Si perdimos muchas tenemos que hacerlo distinto para la próxima porque no podemos seguir permitiendo que Colombia siga estancada como está estancada tanto tiempo.
[13%] La historia de Sísifo viene de la mitología griega, habla del castigo al que fue sometido Sísifo que consistía en empujar cuesta arriba de una montaña una pesada piedra. Justo antes de llegar a la cima la piedra se rodaba, lo que lo obligaba a repetir el inútil proceso una y otra vez. Martín Rivera, al igual que Sísifo, ha empujado la piedra cuesta arriba muchas veces y sólo en una ocasión la ha podido descansar sobre la cima de la montaña, el resto de veces, como sucedió con Fajardo recientemente, la piedra se ha rodado de vuelta a la base de la montaña sin que él pudiera hacer nada para detenerlo.
Mientras a sísifo un castigo de los dioses lo obligaba a empujar la piedra, Martín Rivera se ha auto impuesto esa obligación, y es que hay algo más grande que lo llevar a, día tras día, levantarse de la cama a empujar esa piedra en contra de las leyes de la física.
[M] Las razones profundas de por qué se hace política es porque esto tiene que cambiar. Ahora la política es un trabajo más. Hay un doctor. Hay doctores a los que se les mueren los pacientes y hay doctores que se matan y se muelen por hacer un gran trabajo. Lo mismo economistas, abogados, panaderos, ¡es un trabajo más! Sí, y es muy importante quitarle esa aura de político, y un ser y los escoltas… Es un trabajo más y alguien lo tiene que hacer. Mi motivación es esa.
[13%] Martín Rivera es un hombre más de procesos que de resultados, y eso algunos le puede sonar mal, pero es que cuando se tiene una ambición tan grande como es cambiar la política de un país, rápidamente quien aspira eso entiende que se va a tratar de una batalla, literalmente, cuesta arriba y que más vale disfrutar el camino. Disfrutar la empujada de la piedra, porque en la noble batalla de todos los Sísifos de este mundo, el éxito no está garantizado.
En realidad, Martín Rivera no se para de la cama al día siguiente de una derrota porque entre comillas, “la vida siga”. No, Martín Rivera se para de su cama porque es que la vida tiene que seguir, porque simplemente lo que él sueña es tan importante que la vida no puede parar. De la misma manera como Sísifo no puede dejar de empujar.
[M] Hay un tema y es que la política es aburridísima, en general. El estigma de la política enorme y con razón, no cuestiono quien critica la política porque es que nos han hecho un mal muy, muy grande. Pero el gran enemigo es ese estigma, que a mí me traten de corrupto es difícil y mis amigos, ellos, yo con eso soy muy sensible. Con el tema del oportunismo soy muy sensible, y con el tema de que por el hecho de estar en política soy corrupto, soy extremadamente sensible. Sobre todo porque siento que a veces es una pereza de leer y de oír lo que está pasando, eso es… Trabajar eso ha sido difícil, como ponerse una barrera decir bueno, voy a representar y estoy metiéndome por algo que está completamente estigmatizado, algo dañado -no debe ser que todo dañado- algo dañado, se ve, pero está pasando algo muy interesante por lo menos en Colombia y es que está entrando una gente distinta, nueva. Caso Juanita, caso Mauricio, caso en el Centro Democrático también pues, es decir, ¡en todo el espectro!
Es una generación millennial que se está dando cuenta que esto tiene solución si lo camellamos. Entonces yo creo que hay por ahí, esa es como la tranquillidad de que vale la pena seguir haciendo el esfuerzo a pesar de ese estigma de la política.
[13%] Hasta aquí la historia de Martín. Esperamos que se les haya grabado en sus cabezas las importantes lecciones que tiene para compartirles. Nunca olviden: en la vida hay cosas por las que vale la pena pararse todos los días a empujar una piedra cuesta arriba, incluso si en las noches esa misma piedra pareciera rodarse y devolverlos a su lugar inicial. También recuerden que el sueño, propósito, objetivo, o cómo lo quieran llamar, suele ser tan ambicioso e inalcanzable, que casi siempre es mejor negocio disfrutar el proceso. Gozarse el camino que es eterno, como decía Guillermo Cano, y no la meta que es fugaz.
[13%] Gracias por escucharnos, esto fue 13%. Nosotros somos Andrés Acevedo y, quien les habla, Nicolás Pinzón. Pueden encontrar todos nuestros episodios suscribiéndose a nuestro canal en aplicaciones como Spotify, Apple podcast, Google podcast, YouTube o cualquier otra aplicación de podcasts. No olviden seguirnos en Instagram y Facebook donde nos pueden encontrar como 13%, escrito todo en letras. Ahí esta el link de nuestra página web donde pueden descubrir más, incluyendo artículos escritos por nosotros. Si les gustó lo que acaban de escuchar, les queremos pedir un favor: ayúdanos compartiendo este episodio, sólo así podemos seguir fortaleciendo esta comunidad que busca re significar la palabra trabajo. Aumentemos esta cifra, hasta la próxima.