Muchos hemos visto la película The Internship en la que Vince Vaughn y Owen Wilson entran a trabajar a Google. Nos producía envidia ver ese campus espectacular bajo el cielo azul de California y ver cómo los empleados de Google trabajaban en un ambiente en el que la diversión y el trabajo parecían mezclarse de una manera natural. Veíamos sus salas para hacer siesta y lo comparabamos con nuestros ambientes rigidos de cubículos y creíamos que tal vez la solución a todo era irse a trabajar a Google.
En esta ocasión decidimos dejar atrás nuestro estudio para ir directamente a Google con la intención de entender si, en efecto, Google es el trabajo ideal. Allí nos topamos con la historia de Gabriel Parra. Una historia sobre los trabajos ideales y el rol que uno como individuo juega en ellos. Esta es, en últimas, una historia que responde a la pregunta: ¿la pasión se encuentra o se construye?
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Transcripción del episodio
[13%] Antes de comenzar queremos tomarnos unos segundos para agradecerle a nuestros oyentes más activos. Esos que siempre están escribiéndonos, diciéndonos qué les gustó, qué no les gustó, como podemos mejorar, los que siempre están compartiendo nuestros episodios y contándole a sus amigos sobre nuestra existencia y, en general, los que nos motivan a seguir adelante por sus mensajes tan especiales. Entonces, a Carlos Alberto Álvarez, a Alejandro Becerra en Londrés, a Adriana Toledo en Honduras, a Gabriela Rubio, a María José Solano, a Laura Jaramillo, a Belén Panessi en Argentina: muchas gracias.
Claramente no son todos, y me disculpo porque solo podíamos poner unos cuantos nombres, pero al resto de ustedes: gracias y mil gracias. Ahora sí, que comience esta historia.
[Gabriel] Un viernes al mes siempre hay como tarde de juegos y siempre hay como tabla, entonces usted juega todo y va haciendo puntos, y al final de año gana un premio. Es como para interactuar y para mamar gallo.
[13%] Bienvenidos. Esto es 13% y hoy no estamos en nuestro estudio habitual sino que decidimos salir en búsqueda del trabajo ideal y por eso estamos en Google. Y es que, desde que vimos la película The Internship con Vince Vaughn y Owen Wilson, muchos quedamos con la idea de que Google, con su campus espectacular, sus empleados moviéndose con una sonrisa de oreja a oreja en bicicletas eléctricas bajo el cielo azul californiano, y sus salas especiales para hacer siesta, era EL lugar para trabajar.
Es más, nos presentaron a Google como un lugar donde el trabajo no era trabajo o, por lo menos, no se sentía como trabajo. Uno de esos trabajos idílicos en el que el trabajo y la diversión se relacionan como si no fueran fuerzas opuestas en un mundo en el que pareciera que cada vez se trabaja más y se vive menos. Quisiéramos entonces, revivir esa fantasía y descubrir si Google, incluso en una ciudada a veces hostil y gris como Bogotá, era ese paraíso de felicidad en el que Vince Vaughn se desliza en un trampolín.
Y es que, seamos sinceros, la diferencia de nuestras oficinas corporativas y rígidas con la imagen de oficinas abiertas y llenas de vidas, en algún momento nos ha llevado a pesar que, tal vez la solución de todo, es irse a trabajar a Google.
[G] Normalmente, a mí me gusta llegar a la oficina más o menos a las 8:15, que eso es un poquito temprano, todo el mundo llega alrededor de las 9. Lo primero que hago es leer noticias, sobre todo de temas digitales. Leo de todo. Me gusta mucho Twitter, que creo que es una depuración muy buena de las noticias, y leo Google News que es la plataforma de Google también de noticias.
Eso sí, yo llego acá y no sé a qué hora voy a salir. Un día me voy a las 4 de la tarde y al otro día me voy a las 9 de la noche. Es supremamente impredecible. Quizá también porque es muy enfocado hacia la acción y los resultados. Es decir, yo sé que yo tengo que hacer esto me demore lo que me demore.
[13%] Ese es Gabriel Parra. Nuestro contacto en Google, es el que aceptó hacernos un tour por las instalaciones y contarnos sobre la cultura de Google, pero lo que comenzó siendo una historia sobre Google, rápidamente se convirtió en la historia de Gabriel. Esta es una historia sobre los trabajos ideales, es una exploración para entender si Google es el que tiene la respuesta para resolver todo este lío que nos armamos hace más de 20 episodios cuando decidimos preguntarnos qué tiene que pasar para que todos tengamos trabajos que nos apasionen. Es, en últimas, un intento por responder la pregunta última, la del huevo y la gallina: ¿de quién es la culpa que haya tanta gente por fuera del 13%? ¿de la organización o de uno?
[Intro] Bienvenidos a 13%, pasión por el trabajo. Yo soy Nicolás Pinzón, y yo soy Andrés Acevedo, y nos parece absurdo que solo el 13% de la población mundial ame su trabajo. Por eso, creemos que es vital contar las historias de esa minoría especial, esa que no odia los lunes, ni espera impaciente que llegue el viernes, ni trabaja solo por dinero. Con ayuda de todos ustedes queremos darle un nuevo sentido a esa parte de nuestras vidas que se llama trabajo.
[13%] La historia de Gabriel comienza en un momento en el que comienzan muchas historias. Ese momento en el que el universitario está terminando sus últimas materias y va a entrar a prácticas. Entonces, surge la pregunta: ¿y a ti qué te gustaría? Y a Gabriel, que a lo largo de su carrera le habían gustado los números y las finanzas…
[G] Se me ocurrió que quería ser banquero de inversión. Y así fue como empezó mi carrera. Yo, con el sueño típico de quiero ser banquero de inversión, quiero hacer muchísimo dinero, me encantan los números, me encantan las finanzas. Y mi práctica, mi primera práctica, yo la hice allá en New Orleans en UVS Welth Managment, y al segundo día uno de los jefes de mi oficina me dijo que yo no servía para eso.
[13%] Resulta que en su segundo día, el jefe de Gabriel le pidió que le dijera en cuál de dos acciones invertir a lo que Gabriel muy profesionalmente respondió:
[G] Voy a hacer mi análisis fundamental y mañana yo le traigo una recomendación de inversión. Inmediatamente él: “usted no sirve para esto, usted no es un risk taker, nosotros acá en los bancos somos risk takers y tomamos riesgo informado. Con la información que yo le estoy mostrando acá es suficiente para tomar una decisión de compra. Yo desde ahí… “usted no sirve para esto”, no pues, obviamente duré achantado como dos semanas o más, achantado, viendo lo peor, “tengo que replantear mis prioridades en la vida”.
[13%] El golpe fue duro, y si a alguien le han dicho en su segundo día de trabajo que no está hecho para esa clase de trabajo, lo puede corroborar. Y Gabriel, que creía que estaba haciendo las cosas bien al tomarse su tiempo para darle a su jefe la respuesta más informada posible, se había ganado la sorpresiva etiqueta de conservador, simplemente alguien no apto para un trabajo que necesitaba de un tomador de riesgos.
Desde el día 2, entonces, Gabriel no encajó en la cultura de esa organización, de su primera organización. Quedó tan desubicado como mosca en leche. A eso había que sumarle que esta era una de las empresas que le exigían a sus empleados vestirse de traje, pues solo así, se creía, sus importantes clientes les confiarían su dinero. Eso, en principio, no tiene mucho problema más allá de que uno se sienta incómodo todo el día, sin embargo, el hecho de que Gabriel estuviera trabajando en una ciudad como Nueva Orleans, en el sur de Estados Unidos, planteaba un reto adicional: el reto del sudor.
[G] Era verano en New Orleans, yo tomaba un bus para llegar hasta la oficina, un bus de la universidad que me llevaba gratis hasta el centro y ahí yo caminaba como tres cuadras hasta la oficina y, en esa humedad, con ese calor, caminar tres cuadras en traje era el suicidio más grande del planeta. Entonces un día yo dije “no pues, me voy a llevar el saco, me voy encorbatado y llegué así todo sudado, corbata, pero sin saco, e inmediatamente mi jefe me vio, me devolvió para la oficina. Me dijo que el banco era de caballeros, que esa no era una forma de presentarse en un banco. Que si yo creía que así los inversionistas me iban a dar su dinero…Me tocó devolverme.
[13%] Más allá del golpe fisiológico, Gabriel y la banca de inversión no estaban combinando nada bien. Los choques eran constantes y fluctuaban desde lo aparentemente banal, como tener que ponerse un traje en una ciudad caliente y humeda, hasta temas más profundos, como los principios mismos de la organización.
[G] Esto no lo voy a generalizar a todos los bancos ni a todos los banqueros, pero la experiencia que yo viví, es que yo no tenía afinidad con la cultura y con la manera de pensar de ellos. Sí, un interés ya demasiado… yo no estoy diciendo que el lucro sea malo y todo eso, pero es un tema ya demasiado individualista, el tema del riesgo en particular me parecía medio… no me gustaba, porque ellos asumían riesgo por otros y si perdían, pues perdía la iglesia cristiana con sus 20 millones de dólares pero a ellos pues no les pasaba nada. Si ganaban, obviamente ganaban muchísimo, entonces el riesgo era bueno, había incentivos para asumir el riesgo, o, más bien, no había peligro para ellos. Lo peor que les podía pasar era que su portafolio era de los que peor desempeñaba y, entonces, en los rankings que sacaban dentro de los inversionistas no se iban a ver muy bien. Pero ellos realmente no iban a perder plata porque las posiciones eran de otras personas y ellos estaban invirtiendo con el dinero de otros.
[13%] Entonces, con las dificultades que comenzaron desde el segundo día, de los trajes sudados y de los principios confrontados, uno podría decir que Gabriel fracasó en su primera experiencia de trabajo, y puede que sí pero eso no necesariamente es malo. Los fracasos, las más de las veces son más formadores que los éxitos. Y eso aplica en emprendimientos, relaciones amorosas y, por supuesto, en los trabajos. Ese fracaso en particular, probaría ser muy útil para ayudarle a entender a Gabriel algo sobre lo que hablamos en el anterior episodio de 13%: ¿qué es importante para él?
Entonces para la persona que ha vivido algo similar a Gabriel, dos recomendaciones: primero recuerde que las tristezas y decepciones de los fracasos casi siempre esconden lecciones muy valiosas. Y, segundo, no se juzgue mucho. En últimas, es difícil saber uno qué quiere con su vida a esa edad y, a veces, uno se siente interesado por un trabajo más por el hecho de cómo se va a ver frente a los otros.
[G] Pero, yo pensaba como que eso era una buena carrera, iba a ser exitoso, iba a crecer. Y pues ahí uno piensa mucho en términos, la verdad, del salario que uno va a recibir apenas se gradúe, y como de cómo se va a ver ante los demás, entonces decir que uno era banquero de inversión recién salido de la universidad también era lo más play y sexy del universo. Si en EE.UU. usted se gradúa y lo contrata JP Morgan en Nueva York, es como lo más sexy del planeta. Y la verdad, yo pensaba así. No necesariamente me siento muy orgulloso de hacerlo pero fue el camino que en su momento elegí, no me fue… o sea, claramente tuve un choque de realidad y también fue para mí lo mejor que me pudo haber pasado para darme cuenta de eso. También, creo yo, mirando en retrospectiva, que es muy difícil a esa época decir “juemadre yo me quiero ver así, yo quiero hacer esto”. Uno tiene unas herramientas, uno sabe que “me voy por acá, me voy por allá, algo me gusta”, pero no lo tiene tan claro. En mi caso, a mí me ayudó mucho saber que lo que creía que quería no era definitivamente eso.
[13%] El fin de su experiencia en esa banca significó también el fin de su estancia en EE.UU. y, de esa manera, Gabriel Parra, con ganas de quedarse allá, empacó sus maletas y se montó al avión que lo devolvería a Colombia.
Así estuvo probando en algunas empresas durante algunos meses pero simple y llanamente, no era un trabajo que le apasionaba. Algo le faltaba y, aunque no podía expresar exactamente qué era ese elemento que lo evadía, decidió seguir su instinto y buscar algo más. Comenzó entonces, como muchos hemos hecho, a buscar otro trabajo mientras seguía sentado en su puesto de trabajo, pero ojo, Gabriel no lo hizo como una actividad esporádica cuando el jefe no está mirando o cuando se despistaba de su labor. Gabriel le metió disciplina y método al asunto y, aún más, lo convirtió en una prioridad.
[G] Yo llegaba, y este es el consejo que le doy a todo el mundo que me dice, yo le digo: llegue a su oficina a las 8:30 a.m. y de 8:30 a.m. a 9:30 a.m. su tarea va a ser arreglar su hoja de vida, escribirle a personas que son conocidas, no sé, estar en LinkedIn y dedicarse a eso. Eso fue lo que yo hice. Para mí es un trabajo de disciplina y rigurosidad. Yo creo que sí hay oportunidades, yo creo que hay cosas allá afuera pero conectar con las personas indicadas, realmente investigar en qué consiste un trabajo, llegar a un proceso de selección es un tema que requiere trabajo. No es mandar un email como “acá está mi hoja de vida, mándala a recursos humanos”, yo creo que eso es un error muy grande.
[13%] La lógica de Gabriel para este asunto es sencilla y pragmática.
[G] Porque si usted sabe que su futuro no está en ese trabajo, que usted no se ve ahí, por qué va a priorizar eso sobre lo que usted realmente quiere hacer y sobre lo que usted cree que lo va a hacer feliz. Si no prioriza esto pues va a seguir sentado en esa silla que lo aburre, o que no le gusta, o haciendo ese trabajo que lo está haciendo infeliz. Y se va a frustrar, además, porque el resultado de esa búsqueda de trabajo quizá no va a ser el mejor simplemente porque no es su prioridad.
[13%] Fue así como Gabriel terminó tomando café con una persona que trabajaba en Google y que le dijo que aunque en el momento no había vacantes, sin duda lo tendría en cuenta para un futuro proceso. Proceso que llegó cuando Google decidió entrar con fuerza a la región y necesitaba personas para abrir mercado en Centro América y el cono sur. Entonces Gabriel, siendo uno de los candidatos, decidió nuevamente reorganizar sus prioridades.
[G] Yo prioricé mi proceso en Google que yo sentía en ese momento que era mucho más afín a lo que quería, me motivaba muchísimo, a mí trabajo y mi desempeño en mi empleador actual. Y eso es algo muy difícil de hacer, sobretodo para una persona que es muy responsable y sabe que hay un compromiso. Eso es muy difícil, muy difícil uno saber que tiene que responder unos mails, o que su jefe le está escribiendo, y usted decir “no, me voy a sentar es a hacer esto y mañana lo hago”, eso es una decisión difícil de tomar pero esas son las decisiones que yo creo que uno después mira en retrospectiva y se da cuenta que, o por lo menos en mi caso, valieron la pena.
[13%] El proceso en Google consistía de 7 entrevistas, cada una con un elevado grado de dificultad y también con muchas oportunidades para cometer errores y dejar malas impresiones. Y Gabriel, que había superado con éxito ya 3 entrevistas, tuvo un lapsus mental tan absurdo en su 4ta entrevista que parecía que todo se iba a la caneca. Antes de conocer el lapsus de Gabriel y lo que eso implicó para su proceso en Google, una breve pausa.
[Pausa] Hola soy Daniela y escucho 13%. Si a ustedes les gusta este podcast tanto como a mí, les quiero pedir un pequeño favor: compartan las historias de 13%. Suban una historia Instagram, compartan el episodio en Facebook, mándenlo por WhatsApp, lo que sea. Solo no olviden etiquetarlo como @treceporciento, todo letras. Cada vez que ustedes comparten un episodio, ayudan a que 13% llegue a mas oídos. Ahora sí que siga la historia.
[G] Yo hice en un momento un cálculo, pero, muy estúpido. Dije, no sé, “el 10% de 5 millones es 5”, no sé, una cosa así. Y después, cuando yo salí de la entrevista y como que empecé “el 10% de 5 millones, 5” dije “uy no, mucha bestia, paila”.
[13%] En ese momento parecía que todos los esfuerzos de Gabriel habían sido para nada, que haber priorizado el proceso en Google por encima de su trabajo no había dado frutos, y todo eso por un lapsus mental desafortunado. Sin embargo, tal vez porque la gente en Google sabía que ese tipo de deslices podía pasar, o tal vez por razones místicas, a Gabriel lo llamaron a la siguiente entrevistas. Y a la siguiente, y a la siguiente, hasta que se acabaron las entrevistas y los reclutadores le dijeron:
[G] “Bueno, usted ya pasó las entrevistas, esto ya se va a paquete”. A uno jamás le hablan de salario, nada. “Listo, se va a paquete, esto lo vamos a presentar ante un comité en Nueva York y ese comité va a tomar la decisión final con este paquete que nosotros hicimos de si lo contrata o no y bajo qué condiciones, o sea, cuál es su oferta laboral”. Y yo “listo, perfecto, yo voy a estar de vacaciones en Hawaii con mi familia”. Pues yo aproveché, sabiendo que estaba tan cerca, dije voy a pedir todas mis vacaciones, me fui con mi familia para Hawaii…
[13%] En Hawaii, en medio de atardeceres, delfines, volcanes, rituales Honolulus en la playa o como quiera que sea Hawaii, Gabriel se intentó olvidar de esa decisión del comité en Nueva York y logró por unos momentos relajarse y disfrutar de sus vacaciones, hasta que…
[G] Yo no sé cómo estas personas se averiguaron que yo estaba en un hotel, me llamaron, me llamaron a la habitación, “para Gabriel Parra, que Gabriel Parra”. Mi mamá pasó a mi papá, mi papá se llama igual que yo, y mi papá como “no, esto no es para mí” y ahí fue como “¡Gabriel!”, me hicieron la oferta, y yo, no, pues… feliz. Mi mamá se dio cuenta que era para eso y se ha atacó a llorar de la felicidad, y fue mágico porque estábamos con la familia, allá, fue algo realmente… un momento muy especial.
[13%] Esta es la historia de cómo Gabriel Parra llegó a un trabajo ideal. Uno en el que no tenía que usar traje para demostrar su profesionalidad, y uno que se alineaba con sus valores y principios. Y no solo eso, se trata de un trabajo que tiene una cultura y unos beneficios que pareciera que el que trabaja ahí se ganó la lotería de la vida. Pero para entender eso mejor, volvamos a nuestro tour por las oficinas de Google.
(ruido)
[G] Camine buscamos una sala, la reservamos y nos hacemos ahí.
[13%] Oiga está muy bacana la oficina.
[13%] Tal vez no escucharon bien pero lo que le dije a Gabriel es “está muy bacana la oficina”, y sí, la oficina efectivamente parece como la de la película de Owen Wilson, tiene una sala de juegos en la que se puede jugar billar, ping pong y hasta partidos de FIFA en Play Station. Tiene una sala exclusivamente para hacer siesta en una cama que, por cierto, se ve bastante cómoda. Una sala de masajes, micro cocinas regadas por toda la oficina, llenas de frutas, snacks, estaciones de café y, lo mejor de todo: una cafetería que cuenta con un chef especializado que todos los días les tiene desayuno y almuerzo a cada uno de los empleados de Google. Todo eso sin tener que pagar un solo peso.
Entre todos los beneficios de Google, desayuno, almuerzo, cena, pufs, poder hacer siesta… ¿cuál es el beneficio preferido suyo?
[G] El beneficio… la comida. La comida es realmente buena. Tenemos un chef que nos consiente demasiado y eso un beneficio increíble, ahí sí de verdad, desde lo económico hasta lo físico, en el estado de ánimo… o sea, uno llegar y que le tengan desayunito en la oficina, eso ya uno cambia el arranque del día, le cambia por completo. Además, a usted le ahorran una decisión diaria constante e improductiva.
[13%] Más allá de los beneficios, hay algo cierto: Google es la empresa más innovadora de los últimos años. Siempre está pasando algo nuevo, es una compañía global, con presencia en muchos países, lo que le permite a Gabriel hacer algo que le encanta: viajar por el mundo conociendo nuevas culturas. Mucha gente se sorprende cuando escucha que un millennial lleva 7 años trabajando en una misma empresa, tal vez esa sorpresa se disminuye cuando le dicen que la empresa es Google, tiene sentido, pensarán algunos. Google, después de todo, es el trabajo ideal.
Pero nosotros no estamos de acuerdo con esa afirmación, nosotros no creemos que Google sea el trabajo ideal por el simple hecho de que no creemos que tal cosa exista. Los trabajos ideales no existen. O por lo menos, los trabajos objetivamente ideales. Tal vez existan trabajos ideales para uno pero eso exige esfuerzo de cada quien. La pasión en el trabajo no es un beneficio más de una organización. La carta de bienvenida de Google no dice “bienvenido, acá encontrarás ambientes propicios para trabajar y relajarte, comida de primer nivel, salas de juego y pasión en el trabajo”. Simplemente nadie está en condiciones de ofrecer pasión en el trabajo a sus empleados.
Por increíble que sea la empresa, lo alineada que esté con los principios de uno, Gabriel no ha estado en Google durante 7 años por la comida o por lo innovadora que es la compañía. Él se ha mantenido allí porque ha logrado sentir pasión en su trabajo y lo ha hecho a punta de un pilar fundamental de la pasión: el esfuerzo.
[G] Y en este rollo he sentido que he aprendido muchísimo, y he sentido que he tenido la libertad para yo elegir mis… aprovechar los recursos de la compañía para yo elegir las cosas que a mí también más me gusta hacer. Obviamente, sabiendo que hay unos objetivos de negocio detrás.
[13%]¿Les suena conocido esto? Es exactamente lo mismo que nos contó el guarda de seguridad Harold Ramírez a finales de la temporada pasada. Es rediseñar sus funciones. Gabriel, como Harold, leyó la descripción de su cargo y tomó la decisión de ir más allá, de redefinir su día a día, de diseñar su trabajo a su medida, de construir, en últimas, pasión por el trabajo.
[G] Hoy en día mi trabajo yo lo he enfocado hacia un tema de digitalización de las PYMES a través de mis partners ayudar a las PYMES a que utilicen tecnología mucho más básica de lo que muchos creerían para que esa tecnología les ayude a vender y tengan un flujo de ventas, o por lo menos de prospección de clientes, mucho más estable.
[13%] Eso, en la vida real, suena un poco así:
[G] Por ejemplo, un cerrajero. Esto es una persona que se le quedaron las llaves a la 1 de la mañana, un cerrajero atiende 24 horas, usted no sabe quién lo pueda atender a esa hora, usted escribe “cerrajero 24 horas” y este cerrajero tiene un anuncio que dice “lo atiendo en su zona en menos de una hora a la hora que sea”. Usted llama con un solo botón, o deja sus datos y ese cerrajero está acá y le soluciona el problema. Es un buen resultado para usted como consumidor y un excelente resultado para el cerrajero, que de ninguna otra forma hubiese podido llegar a ese cliente. Yo vi como, por ejemplo, una persona, un señor que cargaba un recargador de extintores que es una vaina pesadísima, por toda la ciudad, golpeando para hacer recarga de extintores pasó, gracias a medios digitales, pasó a tener una empresa de equipos contra incendios con más de 20 empleados.
[13%] A Gabriel Parra haber rediseñado sus funciones le ha permitido enfocar su trabajo a ayudar a personas como ese cerrajero o como ese vendedor de extintores que literalmente les ha mejorado sus vidas y las de sus familias. Y eso no solo significa estar teniendo un impacto muy importante alrededor del mundo, sino que ha logrado construir su trabajo ideal.
[G] A los escépticos, a los que no se creen ese cuento de rediseñar su trabajo y a los que están pensando “claro, es que cuando uno trabaja en Google es muy fácil hacer ese tipo de cosas y construir pasión en el trabajo, pero, en últimas es porque se trata de Google y no de mi empresa”. Repetimos, con la voz de Gabriel, este mensaje en el que tanto creemos:
[13%] Mi aprendizaje alrededor del amor y de la pasión hacia el trabajo es que eso es algo que se construye y que no llega solo. Yo para llegar a donde llegué, y no para decir que soy una persona súper exitosa, a mí me encanta mi trabajo y soy muy feliz, pero fue un camino que fui construyendo. No fue algo que cayó del cielo y que yo fui feliz inmediatamente, y que me encontré con la vida, no. Fue algo que uno va construyendo, que uno va llegando hasta ahí, que cuando llegue uno a ese trabajo también depende de uno hacerlo, convertirlo en lo que uno quiere. Yo estoy hablando de personas que son empleadas.
Muchos dicen “no, es que yo no puedo por esto y esto”, yo siempre he creído eso, siempre lo he cuestionado. Creo que sí depende mucho de uno qué quiere hacer de su trabajo, el alcance que uno le quiera dar, y hasta qué punto va a usar las herramientas que tiene a su alcance para hacerlo.
[13%] En otras palabras: no es Google, es uno. Google es un gran empleador, Gabriel lo sabe y también eso hace que ese proceso de construir pasión sea más ameno. Pero es un esfuerzo personal de todos los días, de eso no debe quedar duda. Y si todavía la hay explíquennos entonces por qué Gabriel habría tomado esta decisión:
[G] Esto ya es de conocimiento público y es que, hasta julio 31 trabajo en Google… en agosto me voy para Estados Unidos a hacer una maestría en políticas públicas en Harvard.
[13%] Así es, a partir del 15 de julio Gabriel Parra de tener desayunos gratis en la oficina, la sala de siestas, los torneos de FIFA después de almuerzo y, sobre todo, un trabajo que le encanta, que lo llena y que le permite tener un impacto importante en la vida de muchas personas. Una difícil decisión que seguramente tendrá a más de uno de ustedes gritando “¡no! ¡no lo haga!”. Gabriel, sin embargo, tiene sus razones.
[G] No fue una decisión fácil irse. A mí me gusta mi trabajo. Me encanta mucho mi trabajo. Pero siento que podría tener mucho más impacto entendiendo el proceso de desarrollo de políticas públicas e involucrándome mucho más con el sector público, y eso es lo que me gustaría hacer más adelante.
Quiero trabajar por Colombia, me gusta. Creo que Colombia en temas tecnológicos hizo grandes avances años atrás pero últimamente se ha quedado rezagado, con la cuarta revolución industrial si Colombia no se pone las pilas, creo que ya ni siquiera… pasa de ser un peach motivacional de lo que pudiéramos ser con tecnología a lo mal que nos va a ir si no somos competitivos en temas tecnológicos.
[13%] Esta es la historia de Gabriel Parra, historia que prueba que no existen los trabajos ideales, ni siquiera en empresas como Google. Una historia sobre cómo puede crearse uno mismo ese trabajo ideal. Una historia que muestra que la pasión en el trabajo se construye como una catedral: piedra por piedra y con mucha paciencia. Del mismo modo que se aprende a caminar, paso a paso. Y es que la construcción de esa catedral es, en realidad, la búsqueda del 13%. Un camino que se debe transitar con paciencia, cuestionándose constantemente, reescribiendo las funciones originales de un cargo, preguntándose si uno está haciendo lo suficiente. Uno que, para Gabriel Parra, comenzó ese día soleado en New Orleans empapado de sudor por un traje que no quería ponerse y en el que su jefe le gritó “¡usted no sirve para esto!”
[13%] Gracias por escucharnos, esto fue 13%. Nosotros somos Andrés Acevedo y, quien les habla, Nicolás Pinzón. Pueden encontrar todos nuestros episodios suscribiéndose a nuestro canal en aplicaciones como Spotify, Apple podcast, Google podcast, YouTube o cualquier otra aplicación de podcasts.. No olviden seguirnos en Instagram y Facebook donde nos pueden encontrar como 13%, escrito todo en letras. Ahí esta el link de nuestra página web donde pueden descubrir más, incluyendo artículos escritos por nosotros. Si les gustó lo que acaban de escuchar, les queremos pedir un favor: ayúdanos compartiendo este episodio, sólo así podemos seguir fortaleciendo esta comunidad que busca re significar la palabra trabajo. Aumentemos esta cifra, hasta la próxima.